Sumak Kawsay: esencia del buen vivir

Ecuador está entre los primeros países que por unidad de superficie alberga múltiples grupos taxonómicos, alcanzado  el primer lugar en casi todos los grupos de flora y fauna. Es así que el Sistema Nacional de Áreas Protegidas es la principal estrategia de conservación que resguarda la biodiversidad del país.  

La ubicación del país en la zona tropical del planeta, la cordillera de los Andes y la variedad genética, producto del aislamiento por barreras físicas, puede ayudar a explicar su exuberante inventario biológico. Las áreas naturales protegidas se han convertido en importantes laboratorios de investigación - estudiada por científicos tanto nacionales como internacionales principalmente en temas de ecología, botánica, zoología y biología.

La Constitución del Ecuador del año 2008 reconoce los Derechos de la Naturaleza. Este criterio es acogido en el Plan Nacional del Buen Vivir en el Objetivo IV: “Garantizar los Derechos de la Naturaleza y promover un ambiente sano y sustentable”. Se enfatiza que el principio de Sumak Kawsay o Buen Vivir sea acorde con el desarrollo endógeno a base del aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente; cuatro regiones ecológicas- (Amazonía, Andes, Costa y Galápagos)-  totalizan 49 áreas protegidas. Estas se dividen en parques nacionales, reservas ecológicas, reservas geobotánicas, reservas de vida silvestre, reservas de producción de fauna, reservas marinas y áreas nacionales de recreación.

​En papel puede parecer un plan eficiente…

Visita a la realidad
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Durante una visita al  bosque del Chocó, situado al noroccidente del país, entre la provincia de Esmeraldas, la parte occidente de Carchi, Imbabura y una parte de Pichincha; captó mi atención un paisaje de monocultivo: palma aceitera.  La siembra de palma de aceite se remonta al 1953, en Santo Domingo de los Tsáchilas y Quinindé. Incontables hectáreas presentan un paisaje verde lo que puede engañar al visitante o turista que de primera intención admirará el “bosque”. Actualmente el cultivo sobrepasa las 200 mil hectáreas, (censo palmero 2005).

​ Otro momento que marcó mi primera experiencia visitando la Reserva Río Canandé que administra la Fundación de Conservación Jocotoco, fue el constante pasar de camiones que cargaban las entrañas del bosque mismo… troncos y más troncos de árboles que serían convertidos en muebles, paneles de madera y otros artículos de valor comercial. Mi primera pregunta fue “¿Esto es legal?”- la contestación de Efraín Cepeda, director norte de las reservas fue “si”. Acto seguido comencé a cuestionarme hasta qué punto lo legal es ético y subsiguientemente las preguntas acapararon el resto del camino que nos faltaba por recorrer hasta llegar al “logde” donde mi esposo, Carlos, un científico especializado en ecología y conservación de anfibios- Adela Espinosa, miembro de la junta de directores de la FCJ, Antonio Páez y su  hija Gabriela estaríamos pasando los siguientes dos días.
  
Efraín me comentaba que la práctica de extraer madera del bosque es común, tanto que la empresa maderera es dueña de los terrenos y por ende de los árboles que poco a poco van desapareciendo.  En un día normal pueden cargar de diez a doce camiones. El diámetro de los troncos evidenciaba que los árboles cortados eran centenarios. Desde mi perspectiva- visitante, extranjera, periodista y amante de la naturaleza: lo que presenciaba era un crimen.

Al día siguiente emprendimos camino hacia el interior de lo que constituye la Reserva del Rio Canandé- tierras adquiridas por la Fundación de Conservación Jocotoco con el objetivo principal de salvaguardar el tesoro natural que allí habita.  En medio del camino, tuve la oportunidad de conversar con José, un indio chachi que confirmó la frecuencia con que los camiones entran y salen de la zona que no pertenece a la reserva- en efecto- diario puede sobrepasar la docena.

Según el Quinto Informe Nacional para el Convenio sobre la Diversidad Biológica  del MAE (2015),  presentado ante el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Convenio de la Biodiversidad Biológica), no existen  estadísticas confirmadas y/o revisadas  que especifiquen el estado de conservación del área del Chocó en Ecuador. Asimismo, el  Cuarto Informe Nacional para el Convenio sobre la Diversidad Biológica (2010)  expone  que el país ha sufrido una de las tasas de deforestación más altas del Neo trópico durante las últimas tres décadas y se indica que el bosque húmedo de la Costa o Chocó ecuatoriano es una de las tres regiones donde la fragmentación de hábitat y deforestación  “ha sido particularmente aguda”.

Es importante mencionar que la región biogeográfica Chocó se distingue entre el Chocó colombiano y el Chocó ecuatoriano. Es conocida como una de las zonas de mayor diversidad biológica del planeta. Se estima que  9000 especies de plantas (25 % endémicas) pueden encontrarse en este paraíso. También  830 de aves (10,2 % endémicas), 235 de mamíferos (25,5 % endémicos) y 350 de anfibios (60 % endémicos). Indudablemente un tesoro del patrimonio natural que es epicentro de un saqueo constante y amparado en las tendencias del desarrollo.

Por fortuna existen organizaciones no gubernamentales como la Fundación de Conservación Jocoto, creada en el 1998, que trabaja por la protección de áreas que no forman parte del Patrimonio de Áreas Naturales del Estado (PANE).

​ A través de la compra de tierras y eventual manejo como reservas biológicas. Actualmente la fundación ha establecido diez reservas que constituyen 16,000 hectáreas (40,000 acres).  
 

Para más información sobre la Fundación de Conservación Jocoto accede: 

http://www.fjocotoco.org/
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De algo hay que vivir: 

En el  portal Pro Ecuador- Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones, se publican datos que podrían ayudar a explicar por qué se llevan a cabo prácticas que pueden ser justificadas en la crudeza de la realidad: de algo hay que vivir. Alrededor de 235,000 familias en el Ecuador se benefician directamente de esta actividad, otras 100,000 lo hacen indirectamente.
Los principales países de destino de la madera ecuatoriana son: Estados Unidos, China, Colombia, Perú, Japón, Alemania, Dinamarca y México. Ecuador produce balsa, teca, tableros y acabados para la construcción. La producción de madera es de aproximadamente 421.000 TM y está concentrada principalmente en variedades como madera fina, madera regular, madera para construcción, de pallets (estibas) y otros.
 

Palma por árbol

Innumerables investigaciones han vertido un velo de incertidumbre y cuestionamiento sobre la responsabilidad ambiental de la producción de aceite de palma. Se afirma que es perjudicial al ambiente, comenzando por los bosques nativos que son destruidos con el propósito de “ceder”  el espacio para la plantación de palmeras. La polémica ha dado lugar a protestas contra el uso de aceite de palma como sustituto de los combustibles fósiles. Además, la tendencia de consumo, en especial en la Unión Europea  está encaminándose hacia productos más sostenibles donde los procesos de producción sean amigables con el ambiente.
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El aceite de palma sostenible certificada (2008) esta supuesto a  garantizar que, durante la fabricación del producto, se respeten las medidas de protección ambiental y social y no se deforesten las selvas tropicales del planeta. Esta sujeto además a que los fabricantes y comerciantes se comprometan a comprar en su totalidad las existencias disponibles de aceite de palma sostenible.